Seguro que estamos totalmente de acuerdo en que el juego es fundamental en el desarrollo del niño. Cuando eres pequeño es tiempo de jugar, correr, saltar... Es el momento de nuestro vida en que nuestra única misión es la de aprender jugando a saber perder y a saber ganar, a colaborar y a competir.
El problema es que en lo últimos años el terreno de juego ha cambiado. Las plazas y los parques se han sustituido por espacios cerrados. Juegos como las canicas, los bolos, el pañuelo o la goma, han quedado en el olvido para ser sustituidos por otros juegos individuales que hacen que el niño se encierre en su mundo y pierda esa comunicación imprescindible con sus iguales.